El informe de la Infanta

El ministro de Hacienda ha reconocido la falsedad del informe sobre las compraventas de la infanta Cristina que entregó al juez del caso Nóos. Aunque, según él... no hay que preocuparse, pues presume que debe tratarse de un error de procedimiento administrativo atribuible a la gran cantidad de datos que gestiona la Agencia Tributaria. Algo inaudito, según los expertos.

Como contribuyente, su afirmación me produce escalofríos; pero todavía es más lamentable que se remita a las primeras excusas que adujo la Agencia, pues siguiendo aquellos hilos se llega a todavía peores ovillos.

Me refiero a lo del error al escribir el DNI de los intervinientes en las operaciones ficticias, que se achaca a la semejanza del número de la Infanta con el de quién lo hubiera podido utilizar como tapadera para algún turbio negocio. El autor de la ocurrencia no cayó en que a la realeza se le asigna una numeración diferente a la del resto de los españoles (del 00000010 al 00000099), por lo que un error de transcripción sólo hubiera sido posible entre miembros de la misma familia Real. Que sería elegir entre dos males.

También culparon a notarios y registradores, aunque la excusa tuvo corto recorrido, que son gente ordenada por naturaleza y enseguida salieron con el mentís. Además, el Presidente es del gremio...

En fin, que el ministro nos ha dejado en las mismas, aunque promete decirnos lo que pasó en cuanto se entere. Entre tanto, cabe recordar una de las primeras lecciones que recibe cualquier usuario de lo que antes se llamaba un cerebro electrónico: "el ordenador no hace lo que tú quieres, sino lo que tú le dices".  

Lo que acaba mosqueando es su insistencia en que el error "no perjudica la calidad del proceso judicial", ya que no sería la primera vez que un fallo en la instrucción de un proceso acaba beneficiando a los imputados.

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