La Silla de San Pedro pasa desapercibida para muchos turistas distraidos, precisamente, por estar ubicada en el centro del monumental retablo ideado por Bernini para alojarla. Como en muchas obras del barroco, la magnificencia del recipiente acaba enmascarando el contenido.
Sin embargo, se trata de uno de los lugares más importantes para los católicos, pues simboliza la infalibilidad del Papa cuando habla ex cátedra (literalmente, "desde la silla").
Pues bien, ahora resulta que las declaraciones del Papa Paco ponen en evidencia a los políticos conservadores de la misma manera que las buenas defensas neutralizan a los delanteros del equipo contrario: dejándolos en fuera de juego. Da gloria oírle (nunca mejor dicho) cuando habla de justicia social, del aborto o de los derechos de la mujer.
Y causa vergüenza ajena ver como pillan con el pie cambiado al gobierno, particularmente al ministro de Justicia y su contrarreforma penal. Por este camino, el que fuera considerado el más progresista de los populares acaba siendo más papista que el Papa. Como dice el viejo tango con letra de Forges: aferrao a mi butaca como una lapa.
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